Un día de esos en lo que me encontraba con un poco de tiempo para descansar, me senté frente al televisor con mi jarro de café; en el programa matinal un doctor que hablaba acerca de la salud dijo : “Nosotros somos lo que comemos”. La verdad es que tenia mucha razón. Lo que comemos llega a ser parte de uno mismo, se adhiere a las paredes de nuestro cuerpo y el resultado es que si ingerimos grasa en cantidades sin quemarla termina por almacenarse en las reservas de nuestro cuerpo y finalmente produce sobre peso.
Pero no solo los alimentos son parte de nosotros sino también la información que recibimos acerca de nuestra persona.
A lo largo de mi carrera ministerial me ha correspondido aconsejar a muchas personas con diferente personalidad, algunos mas sanos que otros en su manera de mirarse a si mismos, pero lamentablemente el porcentaje de personas dañadas en su interior es mas alto que aquellos que se encuentran en el grupo sin complejos y dolor en el alma.
Y es que muchos al crecer escucharon frases como:
“Eres un torpe”, “No sirves para nada”, “nunca llegaras a ser alguien en la vida” o “como quisiera tener hijas como las del vecino”.
Estas frases han producido un retraso en el crecimiento y madurez emocional de millones de personas.
He conocido gente que tiene excelentes cualidades de liderazgo, habilidades de cocina, talento artístico, gente que es brillante en lo que hace pero que viven pensando que lo que hacen es de mala calidad y no pueden aceptar un alago por su trabajo o talento.
Las heridas internas y bloqueos son verdaderas murallas que no permiten que el reconocimiento de los demás les alcancen. La mala información recibida en su niñez ha llegado a formar parte de sus vidas, es una especie de adormecimiento con la cual han caminado largos años y que finalmente se ha adherido a su alma produciendo un “sobre peso” emocional.
La Biblia en Hebreos 12: 1 dice : “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
Las heridas del alma provocadas especialmente en la etapa de la niñez y adolescencia se han convertido en un verdadero peso, en una lesión del alma.
La palabra “peso” de Hebreos 12:1 proviene del griego Onkos que significa “lesión”, como las lesiones que recibe el cuerpo a causa de un maltrato, accidente o descuido de la salud.
Toda lesión requiere de un cuidado, medicinas, tratamiento medico. Y así como el cuerpo requiere de atención cuidadosa, así también el alma y el espíritu requieren de un cuidado único y delicado.
No podemos pretender andar por la vida cargando semejante peso en nuestro interior. Finalmente ese peso produce dolor, heridas y nos quitan el deseo de correr la carrera de la vida, una vida sana y llena de felicidad que es lo que todos esperamos.
La medicina ha logrado a través de la psicología y la psiquiatría comprender mucho acerca de estos “dolores del alma”, se han realizado grandes avances que le han permitido a las personas superar ciertos traumas de la vida. Pero honestamente no han podido llegar a la sanidad completa del ser humano. Se requiere entonces de un conocimiento mas brillante acerca del alma del Hombre, un conocimiento que de respuestas mas alentadoras que los medicamentos y conclusiones que obtenemos de la medicina actual.
En esos terrenos donde nosotros los mortales no podemos transitar es donde el Espíritu Santo de Dios puede caminar, traer a nuestra vida reconciliación, restauración de las emociones quebrantadas y una sanidad completa.
Es Dios quien tiene la capacidad de permitirnos percibirnos tal cuales somos, con los dones y talentos que el deposito en el momento en que nos Formo en el vientre de nuestra madre y al momento de nacer.
La sanidad de Dios en el alma es única, inigualable y suficiente mente capaz de producir una restauración de tal magnitud que podemos ver a las personas sanas al grado de haber superado las barreras de las mentiras que oyeron en el pasado y que causaron una visión distorsionada de la verdadera persona que Dios creo.
Quiero compartir con ustedes en los siguientes artículos un poco mas de lo que hoy conocemos como la sanidad interior. Se que en las siguientes semanas descubriremos juntos nuevos aspectos de la sanidad del alma y reafirmaremos otras verdades que seguramente ustedes ya conocen. Finalmente siempre habrá algo mas que aprender y nunca dejaremos de ser sorprendidos por el amor de Dios en esta área.
Dios te bendiga y prepare tu corazón para realizar este viaje por las paginas de “Palabra Que Hace Bien”.
Pastor Luis Salinas.